Desde siempre se ha observado que el hombre,
dependiendo de su naturaleza, ha tenido más habilidades que otras para la
realización de diferentes tareas. Seguro que todos hemos oído alguna vez
esta conversación en la puerta de los colegios: “a mi hijo le encantan las
matemáticas. -pues chica, al mío no hay manera, no hay forma ni de que se
siente a repasarlas”. Ésto claro está, se podría extrapolar a otras materias.
Se ha demostrado, que el ser humano
dispone de diferentes inteligencias relacionadas con diferentes apartados
mentales y físicos; la inteligencia matemática y lógica, la lingüística-verbal,
la personal, la espacial-visual y la corporal. Pero que especialmente hay una
que engloba diferentes procesos que la hacen extremadamente potente, y no es
otra que la musical. Para la práctica y su comprensión de la misma es necesario
coordinar el movimiento, la vista, realizar procesos lógicos-matemáticos,
desarrolla el lenguaje (musical), permite desarrollar su personalidad; en definitiva,
permite al ser humano desarrollarse como una persona completa.
Como todos sabemos, los niños se
desarrollan rápidamente, físicamente y mentalmente hasta llegar a la edad adulta, no paran de crecer. Su
cerebro tiene una gran plasticidad, ya que a partir del estímulo crea nuevas conexiones,
y más si hay una gran motivación o se ha conseguido un gran logro, esto cuando
sucede se genera una sustancia, la dopamina, que tiene una función, dar placer.
La dopamina, además de ser un neurotransmisor también genera unas ganas de
volver a querer aquello que dio placer, en el caso de la música, a volver a
querer tocar y conocer nuevos elementos.
Ésto se sabe por la neurociencia,
ciencia que estudia el comportamiento del cerebro y el sistema nervioso, y que
actualmente está muy en boca de los pedagogos, psicólogos y en otras personas difusoras
del conocimiento.
Entonces, si a mi hijo o hija se le
da bien la práctica de la música y es tan beneficiosa porqué mi hijo no mejora con
el instrumento. Está claro que la música implica tiempo, elemento que
últimamente es escaso en el ser humano al disponer de múltiples actividades y tareas.
Por ello, se deduce que la organización es esencial para poder aprovechar al
máximo el tiempo. Pero ésto no es suficiente.
Es sabido, que el estudio de la
música ayuda a ser más organizado e independiente, pero ésto no quiere decir
que los niños lo sean. No, son en mayor o menor medida dependientes. Es tarea
de los adultos, el profesorado y la familia, el ayudar a que vayan mejorando poco a
poco, y muchas veces tan solo necesitan organizarles el horario de estudio o
darles compañía afectiva (estar al lado cuando practican innumerables veces los
ejercicios que les mandan para desarrollar sus destrezas).
Ir al conservatorio es muy
sacrificado y exigente, lo he vivido en mis propias carnes, se necesita cada
vez más tiempo y esfuerzo. Pero lo siento mucho, solo con ir no es suficiente, se
necesita algo más por parte del alumnado y las familias. Si tan beneficioso es
para los niños y tanto nos gusta la música, ¿no habría que hacer algo más?
Tan solo es una pequeña reflexión que
quería compartir con aquella persona que ha querido dedicar unos minutos de su valioso y codiciado
tiempo.
Carlos Sales
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